Contemplaba el horizonte que formaban a lo lejos las nubes y el cielo al juntarse y se inquietaba ante la incertidumbre de no saber si en los próximos meses continuaría latente ese convencimiento de estar haciendo de su vida algo bonito y especial...
Su imaginación no le daba respiro ni por un segundo y se preguntaba hasta qué punto una persona podía vivir algo que no había pasado... y es que su incansable mente siempre estaba ideando sueños en el aire, creando bonitas buhardillas desde las que espiar los tejados en la noche, grandes manos que le apartaran con cariño el mechón de pelo que siempre se escurría de detrás de su oreja derecha y besos mojados al abrigo de un gran paraguas color vino burdeos... vino burdeos... el color favorito de su abuela...
Bienvenida espía de tejados!
ResponderEliminarUna sonrisa espAcial.