Cada mañana camino unos 5000 pasos
para ir de mi casa a la oficina en la que trabajo. Se podría decir
que tengo una cierta adicción al desgaste de las suelas de los
zapatos en su progresivo roce con los adoquines... Desde bien pequeño
he rehuido cualquier vehículo con ruedas a excepción de la
bicicleta, esta última se me antoja vieja amiga que otorga al viento
la responsabilidad de desprender las penas que ensombrecen el rostro
y agitar el cabello como si de un elogio a la libertad se tratara. El
caso es que durante el mencionado paseo, decenas de caras apresuradas
cruzan sus pasos con los míos, caras que transportan ojos por cuyo
efecto desearía dejarme atrapar... Sin embargo, mi ego de homo
sapiens parece estar más ocupado en contemplar las reacciones
que el propio yo genera en los demás, inundando así a éste último de temores ante la idea de no satisfacer las expectativas del
público... ¿Hasta
qué punto hacemos esto mismo con aquellos que por culpa del destino
o de la casualidad logran ubicarse en nuestro punto de mira? Nos
empeñamos en creer que para uno mismo todo resultará más sencillo,
que, en el momento en el que otro ser que realmente valga la pena nos
enfoque con su objetivo, tomará conciencia de cada una de nuestras
cualidades y le será imposible obviar cuán valiosos somos. Pero
¿por
qué iba a ser de este modo? La realidad tan sólo muestra una
pequeña porción, en ocasiones nada representativa, del todo que
conforma a una persona...
A ella la observo cada día, observo cómo
se comporta con los demás, los movimientos que sus manos dibujan como ornamento a sus palabras, trato de palpar lo que siente cuando sus
ojos verdes se quedan suspendidos en el vacío, de adivinar la música
que sus oídos escuchan mientras desgasta sus suelas, si le gusta o
no montar en bicicleta... ¿Será
esta corazonada mía producto de la parte visible o de un todo que
está pidiendo a gritos ser descubierto? Hoy me he decidido a
averiguarlo, la voy a invitar a salir de esta caja de cemento, a ver
si el cambio de escenario me ayuda a descubrir las quinientas pieles
que envuelven su todo.
"Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo."
http://www.youtube.com/watch?v=G1KZOxS7i9Q