domingo, 30 de junio de 2013

Mantener burbujas a flote...


Giro la cabeza y nuestros ojos se entrecruzan medio segundo, algo me dice que ya conozco de antes esa forma de mirar y sin embargo es la primera vez en mi vida que te veo... Este magnetismo que nos va empujando delicadamente hacia el otro provoca que segundos más tarde nuestras palabras comiencen a tejer una conversación desprovista de formalismos, confeccionada por los hilos de la autenticidad. Sin pensármelo dos veces, te muestro las pinturas que utilizo para pintar cada instante de colores. Tú, por tu lado, te aventuras a compartir la manera en la que cada poro de tu piel capta la esencia de la realidad que te rodea. De esta forma, quedamos suspendidos en una burbuja en la que sólo tú y yo tenemos cabida. Me quiere parecer que el entendimiento, la admiración mutua y la facilidad con la que a ambos se nos erizan los pelillos de la nuca resultan ser sustento que sopla suavemente para mantenerla a flote.
Desgraciadamente, la fuerza de la gravedad junto con la manía que la realidad tiene de poner la zancadilla a los sueños tira de nuestra bonita obra hacia la superficie terrestre, haciendo que finalmente, con un sonido sordo, estalle devolviéndonos a cada uno a su mundo. Sin embargo, nos es imposible obviar el hecho de que el universo, ¡por fin!, se las ha arreglado para programar nuestro encuentro.
La temida despedida, aun sin cortar el hilo invisible que une tus ojos con los míos, viene impregnada de formalismos: los acostumbrados dos besos y un par de palabras amables lanzadas al aire que dejan tras de sí quinientas dudas relacionados con la relatividad de la percepción humana y quinientas horas en los que la incertidumbre empaña aquellos segundos tan certeros y el alma ruge a causa de un hambre insaciable de que mantengamos juntos burbujas a flote.








http://www.youtube.com/watch?v=uTxythHY09k




viernes, 28 de junio de 2013

"¡Mamá! ¡Traigo cangrejo en mano!"


Tras varios meses en los que su piel se asemejaba al gris del cielo a causa del enlatamiento que la rutina del invierno le obligaba a llevar, se alzó sobre sus chanclas y dispuso con delicadeza dentro de su mochilita rosa los preciados utensilios que la tan esperada ocasión merecía.

No fue plenamente consciente de que el verano ya había llegado a la ciudad hasta que sus pies no se hallaron hundidos bajo aquella arena suave y limpia, la misma que cada año la observaba crecer desde la playa.

Se quitó la ropa mientras su abuela pronunciaba las mismas palabras que tantas veces antes había escuchado: “¡Métete sólo hasta que te cubra por el ombligo!”. Puesto que cada año que pasaba le ganaba un palmo a las agitadas aguas, la niña se soñaba nadando a lo largo de la fina línea que separaba cielo y mar, soplando los veleros que, desde la orilla, parecían como de juguete. En los días grandiosos en los que su madre se permitía bajar a aquella patria de arena, ésta con un bañador de rayas rojas se convertía en un barco fuerte, de piel suave, con sabor a mar y a crema solar, un barco que navegaba veloz, surcando las olas y transportándola más allá de la zona donde sólo cubre por el ombligo...

Aquella tarde el sol había cesado de jugar al escondite entre las nubes y la marea se encontraba tan baja que dejaba al descubierto las enormes rocas de los acantilados. Éstas ahora se le antojaban enormes palacios habitados por algas, lapas, musgos y otras muchas criaturas sacadas de sus cuentos. En un alarde de valentía, se adentró en el interior de sus recovecos para salir empapada de sal hasta el alma y dejándose la voz al grito de: “¡Mamá! ¡Traigo cangrejo en mano!".



 
 
 
 


miércoles, 19 de junio de 2013

Interés disfrazado de pasividad...


Te pasaste meses lanzándome la pelota por debajo de la mesa, de manera muy sutil, casi imperceptible. Me parece que esperabas que fuera yo la que ideara toda la estrategia a seguir para ganar el partido. Lo que ocurre es que hace ya mucho tiempo que me cansé de ser la parte activa del juego, que ese interés disfrazado de aparente pasividad no provoca en mí otra reacción que la pérdida de ilusión por descubrir, por exponerme, por jugar...
Puedo comprender que la incertidumbre paraliza, que las heridas aún están por lamer, que en el borde del camino aguardan ojos que se dedican a lanzar obstáculos y que exponerse, a veces, conlleva una pequeña pérdida de la dignidad. Puedo comprender todo esto y mucho más, podría justificar cada movimiento, cada jugada... El único inconveniente es que no quiero, porque la frustración aparecerá tarde o temprano, cuando el partido ya haya terminado y, como resultado, no haya ni ganadores, ni exposiciones, ni, tan siquiera, más partidos por jugar...









http://www.youtube.com/watch?v=N5n6fmD84LQ






martes, 18 de junio de 2013

Tarritos de cristal...


¿Y si se pudieran envasar sensaciones dentro de pequeños tarros de cristal? Desde muy pequeña he soñado con que esto fuera posible.
Recuerdo cuando mi madre se marchó con un par de amigos y una furgoneta roja al Sáhara. El caso es que regresó con las maletas repletas de exóticos cachivaches, parecía que iba a liarse la manta a la cabeza y montar un mercadillo ambulante... A pesar de tanto objeto como sacado de "Las mil y una noches", lo que más me llamó la atención fue un pequeño tarro de cristal que contenía arena de un color que mis ojos no habían visto nunca antes.
Durante muchos años, ese pequeño trozo del continente africano nos observaba desde la repisa de una de las estanterías del salón y me fascinaba aquel contacto con la cultura de Ali Baba, de los cuarenta ladrones, de Aladino e incluso de Abú. Por ello, algunas veces no podía evitar meter un dedo dentro del delicado tarro y materializar dicho contacto... Sólo lo hacía muy de vez en cuando por miedo a que el preciado tesoro se desgastara.
Ahora me encantaría poder llenar la casa de tarritos en los que guardar ciertos momentos para poder acariciarlos cuando al alma se le encaprichara. Hoy, por ejemplo, vertería el roce del tan esperado calor del sol en las alturas de una ciudad que cada segundo me pide a gritos que no vuelva a casa, que salga a la calle, que descubra lo que se esconde tras sus recortadas esquinas, mientras juega conmigo al escondite y hace de cada paso una divertida aventura.







lunes, 10 de junio de 2013

Olor a primavera...


Llevaba varios meses sin encontrarse del todo consigo mismo, se perdía entre tanta confusión... Ideas, que bajo la luz del sol resultaban brillantes, parecían perder resplandor al contacto con la almohada.

Pasaba las semanas en busca de señales luminosas que le indicaran el camino a seguir. Cada idea prestada era aire que se colaba por una rendija para ventilar la cargada habitación que componían sus pensamientos. Trataba de extraer la esencia a cada ejemplo ilustrativo que se cruzara en su camino. A veces, frases de conversaciones ajenas cazadas al vuelo contoneaban las cortinas a modo de ráfagas de viento. En otros momentos, debía su gratitud a los grandes como Benedetti o Baudelaire, los cuales, con manos firmes, le abrían las ventanas de par en par. Y, en la mayoría de ocasiones, eran sus amigos más próximos los encargados de abanicar sus dudas y de llenarle la habitación con olor a primavera.

Aquel día pintaba como cualquier otro, el despertador estaba programado para saltar a las 08:00 y lo primero que haría tras levantarse sería preparar un café bien cargado. No sabría decir qué le llevó a abrir los ojos a las 07:37 ni por qué no se sentía con ánimos para café. Sin embargo, aquella mañana, bajo ese estado alterado de conciencia, entre la vigilia y el sueño, una señal gigante comenzó a parpadear delante de sus ojos y, entonces, lo vio todo claro.

Hay días en los que vagamos a la deriva hasta que, de un golpe, la ventana se abre dando paso a la lucidez.









http://www.youtube.com/watch?v=N1uTrIJCAOU

viernes, 7 de junio de 2013

Caos a punto de estallar...


Creo que esta adicción a la inestabilidad me viene en parte dada por el bagaje genético y en parte por la sencillez de las relaciones humanas aún no consolidadas, esas que todavía no se han visto entretejidas por los líos de las complejas agujas de la rutina. Con los ojos nuevos de la ignorancia todo está aún esperando para ser descubierto, atractivo y bonito.

Quizás esta constante sensación de caos a punto de estallar no es más que un espejismo originado por las gafas de la negatividad que la química de mi cuerpo me obliga a llevar de tanto en tanto... Lo que está claro es que fue esa sensación la que me trajo hasta este banco sobre el que ahora fumo un cigarrillo mientras respiro la atmósfera que perfilan las gentes del barrio y sus características tiendas al calor de un verano incipiente.

No sé muy bien si recorrí las callejuelas que bajan hasta esta plaza para encontrarme, para buscarte o para dar con algo que aún está por descubrir...









http://www.youtube.com/watch?v=PYO6PG7XcQM

martes, 4 de junio de 2013

Hicimos volar el somier...


Ya estaba todo preparado para recibir junio. Yo llevaba días clasificando las sensaciones que me provocabas para disponerlas en las diferentes cajas que, ahora, perfumaban la oscura habitación con una mezcla de olor a cartón y cinta de embalaje. Tú me observabas desde el rellano de la puerta tratando de poner lógica a mis movimientos. Siempre te las habías dado de experto en materia de logística y, ¿quién lo hubiera dicho?, al final la que se dedicaba a poner orden al caos que nuestras palabras dejaban tras de sí era yo.
La sensación de que nos encontrábamos al final de una etapa se podía palpar en las marcas que habíamos dejado en la pared tras arrancar nuestras fotos y en la forma en que los ojos de ambos se cruzaban sin llegar a reconocerse del todo... Si alguien me hubiera preguntado dos años atrás, habría jurado que no existían tijeras capaces de cortar el hilo que conectaba tus iris a los míos.
Y, sin embargo, allí estábamos, con el desconcierto dibujado sobre nuestras caras, sin saber muy bien qué palabras utilizar para llenar aquel vacío. Qué paradójico que me resultaba ver que aquel somier, al que tantas madrugadas habíamos puesto alas, se encontrara ahogado, protegido por cien mil plásticos, quién lo viera volar de nuevo...






http://www.youtube.com/watch?v=fnFWDWkZWao