Ya estaba todo preparado para recibir
junio. Yo llevaba días clasificando las sensaciones que me
provocabas para disponerlas en las diferentes cajas que, ahora,
perfumaban la oscura habitación con una mezcla de olor a cartón y
cinta de embalaje. Tú me observabas desde el rellano de la puerta
tratando de poner lógica a mis movimientos. Siempre te las habías
dado de experto en materia de logística y, ¿quién
lo hubiera dicho?, al final la que se dedicaba a poner orden al
caos que nuestras palabras dejaban tras de sí era yo.
La sensación de que nos encontrábamos
al final de una etapa se podía palpar en las marcas que habíamos
dejado en la pared tras arrancar nuestras fotos y en la forma en que los ojos de ambos se cruzaban sin llegar a reconocerse del todo... Si alguien me hubiera preguntado dos años atrás, habría jurado que no existían
tijeras capaces de cortar el hilo que conectaba tus iris a los míos.
Y, sin embargo, allí estábamos, con
el desconcierto dibujado sobre nuestras caras, sin saber muy bien qué
palabras utilizar para llenar aquel vacío. Qué paradójico que me
resultaba ver que aquel somier, al que tantas madrugadas habíamos
puesto alas, se encontrara ahogado, protegido por cien mil
plásticos, quién lo viera volar de nuevo...
http://www.youtube.com/watch?v=fnFWDWkZWao
"habría jurado que no existían tijeras capaces de cortar el hilo que conectaba tus iris a los míos."
ResponderEliminarLa nostalgia es una gran máquina del tiempo. Hay que se muy valiente para querer volver sabiendo cómo se acaba.