martes, 4 de junio de 2013

Hicimos volar el somier...


Ya estaba todo preparado para recibir junio. Yo llevaba días clasificando las sensaciones que me provocabas para disponerlas en las diferentes cajas que, ahora, perfumaban la oscura habitación con una mezcla de olor a cartón y cinta de embalaje. Tú me observabas desde el rellano de la puerta tratando de poner lógica a mis movimientos. Siempre te las habías dado de experto en materia de logística y, ¿quién lo hubiera dicho?, al final la que se dedicaba a poner orden al caos que nuestras palabras dejaban tras de sí era yo.
La sensación de que nos encontrábamos al final de una etapa se podía palpar en las marcas que habíamos dejado en la pared tras arrancar nuestras fotos y en la forma en que los ojos de ambos se cruzaban sin llegar a reconocerse del todo... Si alguien me hubiera preguntado dos años atrás, habría jurado que no existían tijeras capaces de cortar el hilo que conectaba tus iris a los míos.
Y, sin embargo, allí estábamos, con el desconcierto dibujado sobre nuestras caras, sin saber muy bien qué palabras utilizar para llenar aquel vacío. Qué paradójico que me resultaba ver que aquel somier, al que tantas madrugadas habíamos puesto alas, se encontrara ahogado, protegido por cien mil plásticos, quién lo viera volar de nuevo...






http://www.youtube.com/watch?v=fnFWDWkZWao

1 comentario:

  1. "habría jurado que no existían tijeras capaces de cortar el hilo que conectaba tus iris a los míos."

    La nostalgia es una gran máquina del tiempo. Hay que se muy valiente para querer volver sabiendo cómo se acaba.

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