-No sé, no sé, no sé...
-Y si supieras... ¿Qué?
-Si supiera diría que tienes razón...
Que no quiero ver pasar la vida tras una ventana esperando a que
llegue... Que no sé qué coño tiene que llegar...
-¡Nada! Ya estás en ello, ya estás
aquí, esto es... Y ¡qué bueno es estar!
-De pequeña, cuando
tenía algo nuevo muy bonito, no quería que se desgastara...
Observaba lo cuidado que estaba metidito en su envase y no me
permitía utilizarlo...
-Los juguetes están para disfrutarlos,
llevarlos a la playa, al parque... Claro que a veces se rayan e
incluso se rompen por el camino pero aprendes más que mirándolos a
través de un plástico...
-Ya... Creo que me he quedado envasada,
como los juguetes...
-Pues tú decides: o te quedas en el
fondo del baúl o sales y te llenas de arena hasta las orejas.
-¿Qué
me pongo?
https://www.youtube.com/watch?v=9r2pEdc1_lI
Hay un pasaje que he leído hace poco en La Rayuela que me recordó a lo que has escrito:
ResponderEliminar"-¿Para qué querés los clavos?
-Todavía no sé-dijo Oliveira, confuso-. En realidad saqué la lata de clavos y descubrí que estaban todos torcidos. Los empecé a enderezar, y con este frío, ya ves... Tengo la impresión de que en cuanto tenga los clavos bien derechos voy a saber para qué los necesito.
-Interesante -dijo Traveler, mirándolo fijamente-. A veces te pasan cosas curiosas a vos. Primero los clavos y después la finalidad de los clavos. Sería una lección para más de cuatro, viejo."
¡Qué bueno el pasaje! Siempre inspiradores tus comentarios.
EliminarGracias por leerme aunque no me deje caer mucho por estos lares. Un abrazo.