lunes, 13 de mayo de 2013

Buscando piso...


Se había dejado las suelas en la calle y las lágrimas en la almohada... Por más que buscaba no hallaba piso en la ciudad con el que encajara.

Unos eran demasiado oscuros como para colorear sus desayunos o abrigar sus sueños de medianoche.

Otros le resultaban demasiado pequeños como para dar cabida a la cantidad de sentimientos que pretendía meter, le parecía que sus metros cuadrados no iban a ser capaces de resistir tal intensidad.

Muchos de los que visitaba, pese a que aún conservaban el esplendor de una época, dejaban al descubierto las cicatrices que el mal tiempo había ido perfilando sobre sus paredes.

Por otro lado, los había que engañaban, pues su buen aspecto camuflaba increíblemente bien el hecho de que estaban huecos, vacíos de cualquier atisbo de emoción.

En su camino, también encontró un par de lofts que no le convencían, necesitaba las puertas de la intimidad, una intimidad placentera, relajada y confiada.

Algunos a los que llamaba estaban tan mal comunicados, que no conseguía llegar ni con las miradas ni con los suspiros ya fuera en metro, en nitbus o dejándose los neumáticos en el asfalto.

Otros carecían de las ventanas que permiten respirar el aire puro y sentir la libertad de elegir quedarse en un lugar... ahogaban, reprimían, chantajeaban...

Los habitantes de la ciudad pensaban que ésta era tan cálida que los pisos en ella se habían visto obligados a sobrevivir en el frío invierno sin historias que activaran la calefacción central encargada de acelerar corazones y de encender mejillas.

Así que allí continuaba, buscando piso...








http://www.youtube.com/watch?v=cATWf8eSg7w


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